Casi 60 años de dictadura castrista han dado para visualizar cualquier cantidad de intentos por acabarla. Los mismos años en que hemos visto cómo la sociedad ha sido adormilada, educada para vivir en cadenas o huir para mantenerse semi esclava.
Con cierta mano suave por parte del régimen, ha florecido un batallón de públicos disidentes, con propósitos parecidos pero caminos a veces tan torcidos que casi nunca se encuentran. Los hay desde los puros politibreteros, enredadores de pita, escribientes y malolientes hasta los nacionalistas que "no abandonan la patria", mientras que la patria los mantenga orgullosa en sus ajetreos verbales, adquisición de bienes y vuelos lejos del platanal.
Los Estados Unidos, por lo general puerto y partero natural de cuanto cubano está en contra de los Castros, cobija un sinnúmero de estos personajes, en su día ilustres. Pero pasado el tiempo, con el lastre del cansancio y los nuevos espíritus (fantasmas diría yo), nos encontramos que muchos obran por el negocio de la libertad y no dudan en hacerse conocer más por sus mañas que por sus hazañas.
La competencia es grande y aunque el pastel da para llenarse o enfanarse los labios, los hay quienes tiran de cuerpo y alma (más de cuerpo a lo "déjame que te enseño un poco") para desviar atenciones, calentar pasiones y recoger las monedas por la puesta en escena. En democracia vale casi todo, por la libertad también. Aunque todavía estoy por conocer un estudio que positivice la relación entre un culo al aire y el final de una tiranía. Al menos queda la intención, la imagen y el pajeo mental correspondiente.
Increible pero cierto. Muy buen artículo!
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